La empatía
La empatía es una de las competencias más importantes de las que
están incluidas en la inteligencia emocional. La palabra procede de
los vocablos griegos en que significan “dentro de él” y “lo
que se siente”. Sin embargo, el significado real de este fenómeno
psicológico es aún más importante que la capacidad de ponerse en
el lugar de otro.
¿Qué es la
empatía?
La empatía es la
capacidad de comprender la vida emocional de otra persona, casi en
toda su complejidad. Esto no supone necesariamente compartir las
mismas opiniones y argumentos que justifiquen el estado o reacción
que expresa la otra persona. Ni siquiera significa estar de acuerdo
con el modo de interpretar las situaciones con carga afectiva del
interlocutor.
Sus componentes
Fundamentalmente,
los componentes de la empatía son los siguientes:
1. Saber escuchar
Presta atención
a lo que explica o argumenta la otra persona, atiende a las
manifestaciones no verbales, como sería en el caso de los gestos que
se corresponden con el estado de ánimo que se verbaliza y no
interrumpas el discurso verbal.
Además,
reflexiona sobre lo que la otra persona te está comunicando, expresa
señales de seguimiento activo a modo de feedback: mira a la cara,
asiente con la cabeza o refleja expresiones faciales congruentes con
aquello que te está explicando la otra persona.
2. Interpretar
las señales no verbales
Comprende los
mensajes transmitidos de carácter paralingüístico, tales como la
entonación, el tiempo de respuesta, el volumen
3. Mostrar
comprensión
Podemos mostrar
comprensión congruente a aquello que nos explican a través de
frases como:" Comprendo que actuases así". "Entiendo
cómo te sientes". "La verdad es que debiste pasarlo
genial"…
No se deben
invalidar, rechazar o juzgar las emociones de la persona que las
expresa ya que esta es una premisa fundamental para mostrar
sensibilidad empática.
4. Prestar ayuda
emocional si es necesario
Es importante
preguntar siempre a nuestro interlocutor si necesita algún tipo de
ayuda. Sin embargo, en muchas ocasiones con el simple hecho de
escuchar activamente al otro le permitimos “ventilar” y gestionar
su estado emocional. De esta forma siente alivio por tener un oyente
confiable a quien transmitir sus emociones.
Cuando la persona
que escucha empáticamente ha vivido una situación emocional
semejante a la que se está expresando, el proceso comunicativo es
más fluido, ya que se produce una mayor sintonía emocional.
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